Yo (no) me quiero casar… y usted?

Estoy atravesando uno de esos fines de semana particularmente particulares, en los cuales pasan cosas que nunca pasan – no voy a entrar demasiado en detalle – como ver al mismo grupo de amigas dos dias seguidos – lo cual fue fantastico, obvio – o tener un casamiento…

Si, hoy al mediodía fue el casamiento mas anunciado de todo facebook, o sea el de vane – amiga/compañera del trabajo =)…  y como no podía ser de otra forma, me puso a pensar… seguro toda la gente que lea este post va a tener opiniones encontradas… están los que lloran a moco tendido desde que entra la novia hasta que reparten la pizza después del carnaval carioca… y los que no se les pianta un lagrimón ni aunque la pareja entre con la musica de titanic…

Yo siempre me consideré perteneciente a este segundo grupo… es que no puedo dejar de preguntarme, cuando la gente se pone sensible y mocosa… por que carajo lloran?! si, ya se que lloran de emoción… pero emoción de qué? alegria, alegria, dos solteros menos en el mundo!!… Quieren saber algo que amerita llorar? Ir a un casamiento donde el 95% de la población de tu edad – o sea veinteañeros – está en pareja… y el 5% restante eramos mis dos compañeros del laburo y yo… ESO es digno de llanto…

Pero bueno, volviendo al tema controversial… incluso los cubitos de hielo like me no pueden evitar ese momento de inflexión que trae todo casamiento y que sería algo así como.. «cómo sería estar en sus zapatos?» o mejor dicho «seré capaz de soportar estar en sus zapatos?»… aunque la verdadera pregunta siempre es: «encontraré a alguien que quiera estar CONMIGO en esos zapatos?»

Empecemos x el vestido blanco.. o sea… jajajajajajajajaja en seriooo…  el blanco en mi seria la ironía de la institución matrimonial… tipo mi vestido deberia ser negro noche… o negro luto…o negro viuda… en fin…

Supongamos que encuentro a mi medio durazno – yo no soy una naranja, me caen mal las naranjas – y me deja casarme de negro – en este post no voy a poner en cuestión los evidentes obstáculos que voy a tener que atravesar para encontrar a mi media fruta, que además hoy me di cuenta que son cada vez mayores…

El problema del casamiento no es el civil… no es la fiesta… no es arreglarme las uñas, peinarme y hacer todas esas cosas que me rehuso a hacer cotidianamente… porque podría sacrificarme y «embellecerme» y eso que me da una paja terrible… podría ir y elegir entre rositas rojas y blancas y rosas y lilas y lirios y jazmines, las que «mejor queden» para el ramo que voy a arrojar para condenar a otra a que corra el mismo destino que el mio – lo peor es que en serio nos esforzamos por agarrar esa cruz, un desastre…. Podría recorrer todo Capital Federal y sus alrededores buscando el mejor salón – o sea el que por el mejor diseño te rompa menos el culo, y esta es una de las tareas mas dificiles 100%…

podría someterme a la manicura / pedicura / peluquera / depiladora / maquilladora la mañana de la fiesta… incluso podría autogestionarme un insomnio de noche previa y «me moria de los nervios» leyendo algún apunte irritante de la facultad o mirando a tinelli – un programa tan malo que podria quitarme el sueño…

Podría comprar lágrimas artificiales para largar mientras camino al altar, incluso podría ayunar una semana seguida antes de mi casamiento y sufrir un desmayo de la emoción… hasta me arriesgaría a decir que si busco en los recovecos donde se esconden las peores pesadillas de las «mujeres que intentamos ponerle onda» podría conseguir un medio durazno circumcized…

A lo que si me rehuso total, absoluta y profundamente es al viejo y querido «hasta que las muerte los separe»… que poco moderna es esa frase… no sería mejor «hasta que una pendeja diez años menor q yo los separe?» o «hasta que la falta de sexo los separe» o «hasta que la decadencia de haber pasado demasiado tiempo juntos los separe?»… no se, a mi la verdad que eso de prometerle a alguien que vamos a pasar el resto de la vida juntos me genera un poco de claustro… ya de por si me cuesta pasar el resto de mi vida conmigo misma…

Asi que… yo NO me quiero casar… y usted?